La luna tiene algo hipnótico. Es uno de los cuerpos celestes más fotografiados y, sin embargo, siempre ofrece algo nuevo. Su luz, sus fases, su cercanía aparente y su simbolismo la convierten en un objeto fascinante. En mis fotografías trato de capturar esa magia, ya sea con un cielo limpio o acompañada de elementos terrestres.
Me gusta jugar con encuadres donde la luna se integra con el paisaje, edificios, árboles o incluso personas. La intención es mostrar no solo su belleza, sino también el ambiente que genera a su alrededor: calma, misterio, inspiración.
