
Los rallies tienen una esencia única: son impredecibles, duros, emocionantes. La fotografía en este ámbito implica estar atento al instante perfecto, a la nube de polvo, al giro imprevisto, al contraluz que recorta la silueta de un coche lanzado al límite. Aquí cada imagen cuenta una historia de riesgo y habilidad.
Más allá de la acción, también me interesa el entorno: los caminos rurales, el público entregado, el ambiente previo a la salida. Es una mezcla entre deporte, aventura y paisaje que trato de reflejar en cada disparo.